El proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas fue presentado en el mes de marzo del año 2017. Su objetivo (según el mismo proyecto) es permitir a los trabajadores desarrollar una vida familiar o disponer de tiempo libre para educarse o entretenerse de una manera que no implique un descanso precario. Toma como base de comparación países como Holanda, Dinamarca, Alemania, Suecia y Suiza, en los cuales la jornada de trabajo varía entre las 29 y las 36 horas, aunque haciendo la prevención de que todos ellos son países desarrollados. Mediante la exposición del Producto Interno Bruto de dichos países, muy superior al chileno, propone la tesis de que la cantidad de horas semanales trabajadas no es necesariamente proporcional a un aumento en la producción del país.